Las alteraciones metabólicas en adolescentes no solo afectan su cuerpo, también influyen en su energía, estado de ánimo y calidad de vida. Cuando el metabolismo de la glucosa, las grasas o las proteínas se desequilibra, aparecen síntomas como fatiga, aumento de peso, mareos o retención de líquidos. A corto plazo, esto puede limitar su rendimiento físico y escolar, generar malestar constante y afectar su autoestima. Si no se corrige a tiempo, el impacto se vuelve más serio: riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, daño hepático o problemas renales. Por eso, es fundamental promover hábitos saludables desde temprano: comer más frutas, verduras y alimentos frescos, moverse todos los días y mantenerse bien hidratados. Cuidar el metabolismo es cuidar el futuro.