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Filosofía de Parménides: La busquedad del ser, Referencias:, Unico, Eterno…
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El argumento de Parménides para la unicidad del Ser se basa en la imposibilidad lógica de encontrar un principio de diferenciación entre múltiples seres.
También afirma que el cambio es imposible, ya que el cambio implica dejar de ser, lo cual es una contradicción lógica ya que el no-ser no existe.
Como se menciona anteriormente, Parménides sostiene que el Ser es único, continuo y constante. Esto significa que no se puede dividir ni fragmentar.
Parménides está argumentando que el Ser (aquello que verdaderamente existe) no tiene principio ni fin; siempre ha sido y siempre será. Es eterno
Afirma que el movimiento es imposible para el Ser. Ese espacio no puede ser Ser (porque el Ser es todo y no necesita moverse dentro de sí mismo) ni no-ser (porque el no-ser no existe).
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A diferencia del Ser único, el mundo de las apariencias se nos presenta como una pluralidad de cosas, objetos y seres separados e individuales.
El rasgo esencial de este mundo es la constante transformación. Las cosas surgen, se desarrollan, se modifican, se deterioran y terminan. Nada se mantiene inmóvil durante mucho tiempo. Este flujo incesante es lo que Heráclito subrayaba, y Parménides lo compara con la inalterabilidad del Ser.
Los objetos y las entidades en el mundo sensible son divisibles. Podemos cortar un árbol en pedazos, separar una sustancia en partes más pequeñas, etc. Esta divisibilidad contrasta con la indivisibilidad del Ser.
Todo en el mundo de las apariencias está sujeto al tiempo. Tiene un principio y un fin, existe en un momento determinado y luego deja de existir o se transforma.
Los objetos se mueven en el espacio. Cambian de lugar, se desplazan, interactúan entre sí a través del movimiento. Esta movilidad es una manifestación del cambio constante.
El conocimiento que obtenemos de este mundo proviene de nuestros sentidos. Para Parménides, estos sentidos son engañosos y nos ofrecen una visión distorsionada de la verdadera realidad.
En contraposición a la verdad del Ser, el mundo sensible es considerado por Parménides como una mera apariencia o ilusión. No es la realidad fundamental, sino una forma en que se nos manifiesta el Ser, aunque de manera confusa y cambiante.
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