Las técnicas educativas en salud se eligen según el tipo de aprendizaje (cognitivo, afectivo o de habilidades) y si la intervención es individual o grupal. Ambas modalidades son efectivas, aunque combinarlas suele ser lo ideal. Estas técnicas funcionan mejor en métodos sincrónicos, donde hay interacción entre educador y educando, ya sea presencial o en línea. En métodos asincrónicos, como videos o podcasts, son útiles para informar, pero menos eficaces para promover cambios de conducta. Además, existen técnicas relacionales aplicables en ambos formatos, como dinámicas grupales o el brainstorming, que fomentan la participación y discusión.
Las técnicas expositivas se basan en tener una interacción (discusión) y se centran en el aprendizaje, más no en la enseñanza. La técnica de análisis se trabaja de forma grupal donde los participantes escriben ideas en tarjetas de colores, que luego se opina en conjunto. Las técnicas que trabajan habilidades, se necesita topar temas prácticos como la colocación de insulina y la toma de glucosa mediante simulaciones posterior a una explicación detallada.