Los alimentos transgénicos de manera directa o indirecta han llevado a diversas consecuencias poco favorables para los productores pequeños a nivel mundial. Comenzando por el caso de México, en el cual la soja transgénica llevo a la contaminación de la miel regional, llevando a perdidas de exportación del 31% y perdidas en el valor del 45% (Vides & Vandame, 2015). Asi mismo, en Colombia la introducción de algodón transgenico llevo a la perdida de cultivos de 20 mil millones de pesos, esto debido a que estos no presentaban ni el rendimiento ni la resistencia que se prometía (Semillas, 2012). Además, en Estados Unidos la contaminación con arroz transgénico no aprobado para el consumo llevo a perdidas de 150 millones de dólares para los agricultores (Bloomberg News, 2011). Por último, en Argentina la soja transgénica de nuevo genera problemas para los agricultores, debido a que esta resulto ser más productiva en terrenos amplios, lo que llevo a que los pequeños productores vendieran sus tierras a los grandes, llevando a la desaparición de 145 mil familias agricultoras (Biodiversidad, 2004).
Verdad de las premisas
Todas las premisas en este caso están sustentadas con casos y cifras reales, sacadas de fuentes que documentan estos casos, como lo son organizaciones no gubernamentales, periódicos o revistas científicas
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