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Méndez García, E. y Sánchez Medina, P. (2018). Reflexiones en torno de la…

- - - - Las mujeres deben trabajar el doble o triple para cumplir estándares de productividad, ya que asumen roles de cuidado que impactan su desarrollo profesional.
      - La extensión de un año por parto es insuficiente para equilibrar las cargas de cuidado y producción científica, mostrando una visión condescendiente hacia la maternidad.
      - En comités de evaluación y dictamen del SNI, la participación femenina es casi nula, lo que limita la construcción de políticas con enfoque de género.
      - Se evalúa productividad sin considerar diferencias en las condiciones sociales que afectan a mujeres y hombres, lo que perpetúa inequidades estructurales.
  - - - El trabajo doméstico fue invisibilizado y considerado no trabajo, pese a su papel en la reproducción de la fuerza de trabajo.
        
        Marx omitió el trabajo reproductivo femenino, que sustenta la explotación capitalista pero no se reconoce ni se remunera.
      - La familia moderna se consolidó como espacio de control sobre las mujeres, ocultando y apropiándose de su trabajo.
    - - El ingreso de las mujeres al mercado laboral trajo consigo la segunda jornada, combinando trabajo remunerado con el trabajo doméstico gratuito.
  - - - La crisis de los cuidados expone la fragilidad de la separación entre lo público y lo privado en el sistema capitalista.
        
        El cuidado se ha idealizado como inherente a la feminidad, dificultando su redistribución y manteniendo la estructura patriarcal.
      - La incorporación de las mujeres al trabajo remunerado ocurre en un mercado diseñado para quienes no cuidan, generando tensiones entre la lógica del mercado y la lógica del cuidado.
        
        Los trabajos masculinizados tienen mayor valor económico y reconocimiento social, mientras los trabajos feminizados, como la enfermería, reciben menos pago y menor estatus.
        
        Los salarios altos, concentrados en los hombres, refuerzan su estatus dominante en el hogar.
  - - - Con el surgimiento del capitalismo, el trabajo doméstico fue confinado al ámbito privado, sin reconocimiento monetario, reforzando la subordinación femenina.
        
        Las mujeres participan involuntariamente en la reproducción de lógicas patriarcales.
    - - La cultura opera como un marco invisible que condiciona la realidad, manteniendo lógicas patriarcales en nuestra percepción del mundo.
        
        La economía feminista plantea que los humanos somos seres interdependientes, y que el cuidado debe ser visto como una práctica social, no una carga impuesta a las mujeres.
  - - - Las medidas como el año extra en el SNI para investigadoras que han dado a luz no resuelven la inequidad, ya que el trabajo de cuidados impacta su producción científica.
        
        Las investigadoras enfrentan una doble carga debido a la asignación patriarcal del cuidado como responsabilidad femenina.
        
        ¿Hasta dónde la interdependencia en el cuidado genera desigualdades, y cómo algunas personas reciben cuidados sin ofrecerlos?
- - - - En ambos casos, el hermano mayor es colocado en una posición de admiración, generando una relación de competencia académica con las hijas menores.
        
        Búsqueda de reconocimiento parental
        
        Aunque alcanzar logros es significativo, la satisfacción es transitoria, al constatar que los varones no necesitan luchar por ese reconocimiento, ya que les es otorgado automáticamente.
        
        La asignación del estatus del primogénito varón no es meritocrática, sino una herencia cultural, lo que evidencia cómo se reproducen los privilegios dentro de la familia.
        
        Vigencia del modelo patriarcal judeo-cristiano
    - - Se impone a las mujeres la tarea de atender y servir a los hombres en la familia, normalizando una jerarquía de género que las coloca en un rol de obediencia y cuidado.
        
        Se mezcla el deseo de cooperación y apoyo a la madre con la imposición patriarcal de servir a los hombres, generando una sensación simultánea de solidaridad e injusticia.
        
        En las primeras etapas de vida, estas imposiciones pueden parecer naturales, pues se aprenden de ejemplos cercanos de hermanas, tías, primas y otras mujeres.
        
        Aun con éxito profesional, la cultura sigue relegando a las mujeres a roles de servicio, evidenciado en expresiones como “aún con el doctorado, María te llamas”.
        
        El malestar que provoca la desigualdad en la familia se extiende a la experiencia laboral, mostrando la continuidad de estas normas patriarcales en distintos espacios.
    - - A pesar de ser las principales responsables del cuidado de los familiares enfermos, las mujeres también asumen la atención de las visitas, lo que evidencia una doble carga no compartida.
        
        Se constata la injusticia de que el cuidado y las tareas domésticas no son equitativamente distribuidas, sino impuestas como responsabilidad exclusiva de las mujeres.
        
        Se mezcla el deseo genuino de ser hospitalaria con la imposición de una carga injusta, generando una sensación ambivalente entre deber y opresión.
    - - Aunque existe la posibilidad de contratar cuidadoras, la responsabilidad sigue recayendo en mujeres, generalmente de clase baja, migrantes e indígenas.
        
        A pesar de delegar el cuidado directo, las autoras deben gestionar insumos, supervisar la atención y estar alertas ante posibles emergencias, lo que mantiene una carga mental intensa.
        
        La preocupación por el estado de salud de los familiares afecta la concentración y productividad en la investigación, disminuyendo la calidad del trabajo intelectual.
        
        La combinación de cuidado familiar y vida académica genera una doble carga, llevando a un desgaste poco reconocido ni visibilizado.
        
        A nivel social, el esfuerzo emocional y logístico requerido para garantizar el bienestar de los enfermos no se considera un trabajo legítimo, perpetuando su invisibilización.
    - - La lógica patriarcal impone la idea de que las mujeres deben estar bajo la vigilancia masculina, primero del padre y luego del esposo o hermano mayor.
        
        Se condiciona la libertad de las mujeres mediante restricciones y vigilancia sobre su conducta, desde la infancia hasta la vida adulta.
    - - Se impone la idea de que las mujeres que no siguen el modelo familiar monogámico con descendencia no han “hecho su vida”.
        
        Se les asigna el rol de cuidar a sus padres ancianos, reforzando una carga desigual.
        
        Este mandato se fortalece por la educación religiosa, asociando el cuidado con bondad y caridad.
        
        La carga excesiva del cuidado se vuelve evidente cuando la compensación simbólica ya no es suficiente para ignorar la injusticia.
        
        Recibir elogios por ser la “buena hija” profundiza la subjetivación del mandato, haciéndolo menos visible y difícil de cuestionar.
    - - Algunos hombres no asumen la responsabilidad del cuidado, manteniendo su lugar de privilegio social, sin cuidar ni a otros ni a sí mismos.
        
        El hermano mayor sigue ocupando la posición simbólica de privilegio dentro de la familia y no está dispuesto a renunciar a ella.
    - - A través de textos autobiográficos, se exploran las dificultades en el desarrollo académico vinculadas a la invisibilización del trabajo doméstico y de cuidados.
        
        Caso 1: Mujer de 42 años, casada, con dos hijas pequeñas y al cuidado de su madre enferma, pertenece al SNI nivel 1.
        
        Ambas académicas enfrentan dobles cargas, combinando el trabajo intelectual con el cuidado familiar, lo que impacta su desarrollo profesional.
        
        Caso 2: Mujer de 45 años, separada, sin hijos, encargada del cuidado total de sus progenitores ancianos, en proceso de evaluación para ingresar al SNI.
    - - Se basa en la organización y socialización de experiencias, combinando razón y emoción para construir conocimiento desde lo vivido.
      - Se intercambian reflexiones individuales para producir sentido, identificando puntos en común y mecanismos de resistencia.