En la vida diaria, el coaching puede aplicarse para abordar diferentes aspectos, tanto a corto como a largo plazo. Por ejemplo, una persona que desea mejorar su salud física podría trabajar con un coach para establecer un plan de ejercicio y alimentación, fijar metas alcanzables y mantener la motivación a lo largo del tiempo. En el trabajo, el coaching puede ayudar a mejorar habilidades de gestión del tiempo o resolver conflictos interpersonales. También es común utilizar el coaching para realizar cambios de vida importantes, como transitar una carrera nueva, manejar situaciones de estrés, o mejorar el balance entre la vida personal y profesional.
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