Peirce (1914) afirma que "el signo o represéntamen –refiere a algo–, el objeto –aquello que representa–, el interpretante –lo que interpreta– al no requerir como condición esencial para la definición del signo, que su emisión sea intencional, ni que se produzca artificialmente podría aplicarse a fenómenos sin emisor humano, lo que representa a índices como fenómenos meteorológicos o científicos" (p 113) Siendo que el objeto es aquello que el signo representa, y el interpretante es lo que interpreta ese signo. Lo importante es que, para definir un signo, no es necesario que su emisión sea intencional ni que se produzca de manera artificial. En ambos casos, el signo no existe de forma aislada, sino que depende de las relaciones entre sus componentes.
El signo lingüístico, según Ferdinand de Saussure y Charles Peirce, presenta semejanzas y diferencias. Saussure concibe el signo como la unión de un significante (imagen acústica) y un significado (concepto), mientras que Peirce lo define como la relación entre un representamen (signo), un objeto y un interpretante. Ambos teóricos coinciden en la naturaleza dual del Signo, pero se diferencian en sus enfoques: Saussure se centra en la lingüística estructural, mientras que Peirce desarrolla una teoría semiótica más amplia.