La dicotomía clásica sugiere que, en el largo plazo, las variables nominales y reales están separadas o independientes entre sí. Es decir, si el banco central de un país decide imprimir más dinero, en el largo plazo, eso no va a cambiar la cantidad de bienes y servicios que se producen ni cuántas personas están empleadas. Lo único que va a cambiar es el nivel de precios, que subiría, lo que significa que todo costará más caro, pero la producción y el empleo no se verán afectados.