Postula, por tanto, una sustancia indeterminada –tó ápeiron– como origen de todas las cosas. El ápeiron es lo común a todas las cualidades contrarias: a lo caliente, a lo frío, a lo húmedo y a lo seco, ya que no siendo ninguna de estas cualidades en concreto, está en todas ellas, las une y las cambia unas en otras, y es aquello en lo que todas las cosas tienen que disolverse de nuevo