primeros meses de vida impera la deflexión hacia los objetos externos de la pulsión de muerte, y los ataques fantaseados contra éstos, a los que se siente como causantes de todas las insatisfacciones y sufrimientos, con los consiguientes temores de acoso y venganza por su parte, existen momentos en los que el bebé es capaz, acudiendo sea temporalmente, de integrar los aspectos gratificadores y .frustrantes de los padres y sus sentimientos de odio y amor dirigidos hacia ellos. Entonces puede sentir preocupación, dolor y pena, es decir, ansiedad depresiva, por estos padres a la vez amados y odiados. Progresivamente, estos momentos irán aumentando en estabilidad y duración hasta que, si las ansiedades paranoides son, como antes he mencionado, sucesivamente suavizadas a través de la repetida introyección de las experiencias de amor y satisfacción,-se instala, de manera predominante, la tristeza por el daño ocasionado al objeto y el cuidado y celo por éste.