Las metáforas, en general, pueden favorecer la defusión porque implican adoptar una postura más lúdica, menos literal respecto a los pensamientos.Las metáforas pensadas especificamente para facilitar la defusión, a menudo, ofrecen un modo general de considerar los productos de la mente, de establecer dudas sobre la veracidad de los propios pensamientoSi una metáfora determinada produce una defusión significativa para un cliente, por lo general, se pueden hacer breves alusiones a esa metáfora más adelante para conseguir efectos semejantes
Una defusión efectiva mediante metáforas puede cambiar, realmente, la manera de pensar del cliente. Esto puede parecer irónico ya que la defusión se utiliza para enseñar que no es necesario cambiar los pensamientos para seguir adelante.Prácticamente cualquier técnica de defusión que dé resultado puede dar lugar a nuevos pensamientos tales como: "Eso solo es un pensamiento y los pensamientos no son más que palabras". El empleo de la defusión no niega que un cambio de pensamiento pueda resultar beneficioso. Simplemente demuestra que nuestros pensamientos angustiosos o contraproducentes no necesitan desaparecer
Como en cualquier técnica, algunas metáforas de defusión tendrán repercusión en un cliente determinado y algunas otras, no. El terapeuta no debería "forzar" una metáfora si esta no parece producir una cantidad significativa de defusión. Una metáfora fallida es la clave para que el terapeuta cambie a otra distinta.
En general, las metáforas oportunas creadas por un cliente son preferibles a las que pueda proponer el terapeuta. La creación de una metáfora por parte del cliente significa que ha entendido y asumido el mensaje central de defusión; y habrá menos probabilidades de que el cliente olvide algo que él mismo ha creado.Las metáforas de defusión pueden ser comparaciones breves o relacionadas relativamente. A continuación se incluyen descripciones y diálogos que implican ambos tipos de metáiforas.