Si se reflexiona sobre estos factores se puede deducir que la acción, a través de cualquier juego dramático, remite y moviliza simultáneamente todos los niveles de las diversas fases evolutivas: desde las presimbólicas (matriz de identidad, la acción también se encuentran en el origen y las consecuencias de reacciones psicosomáticas y estructuras megalomaniacas, narcisistas de la matriz familiar y social, con las situaciones en las que suelen aparecer conflictos en las áreas de la sexualidad, la agresividad y la competitividad.