Langer (2000) destaca la importancia de considerar los pensamientos desde diferentes perspectivas para darse cuenta de que se deberían tomar en su contexto y no como verdades absolutas, destacando que, mientras estamos pensando, "al mismo tiempo, las cosas están cambiando y, en cualquier momento, son diferentes desde distintas perspectivas aunque las mantengamos en la mente como si fueran constantes"El "estado mental flexible" de Langer se refiere, entonces, a una consciencia explícita de que los "hechos" que nos presentan los pensamientos deberían ser considerados provisionalmente solo como "hechos" hasta cierto punto. Bishop y colaboradores (2004) aclaran que mindfulness es contrario a "quedar atrapado en corrientes de pensamiento meditabundas y detallistas sobre la propia experiencia" y que, en cambio, "implica una experiencia directa de acontecimientos", lo que constituye una clarificación que, manifiestamente, alude a la defusión.
La defusión, desde su perspectiva, facilita la consciencia del momento presente inherente al mindfulness porque "debilita el excesivo impacto literal [por lo general, negativo] del lenguaje" para hacer la experiencia más aceptable y porque debilita el "[lenguaje) temporal y evaluativo que desvía el centro de atención del 'ahora'"