Desigualdad económica persistente generó la exclusión de amplios sectores rurales de los beneficios económicos, especialmente tras la incompleta reforma agraria, generó un fuerte resentimiento, donde, las comunidades campesinas, que no vieron mejoras en sus condiciones de vida, se convirtieron en terreno fértil para las ideas revolucionarias. Continuamente, el fracaso de la política de industrialización trajo consigo la creciente militancia sindical, las huelgas y la precarización del trabajo profundizaron el malestar económico, facilitando la narrativa de Sendero Luminoso de que el sistema económico estaba diseñado para beneficiar solo a la élite. Finalmente, tenemos presente la crisis de los 80, en la cual, el país experimentó una profunda crisis económica que afectó principalmente a los sectores más pobres. La inflación, el desempleo y la falta de oportunidades económicas hicieron que muchos vieran en la insurgencia una posible solución a sus problemas estructurales.