priorizan los factores externos y sociales sobre los individuales, argumentando que el entorno en el que una persona crece y se desarrolla determina su comportamiento más que sus características individuales. En criminología, se distinguen entre factores internos (endógenos) y externos (exógenos), donde los primeros son inherentes al individuo, como la herencia genética, y los segundos son influencias externas, como el entorno familiar, social y físico.