TERAPIA
La terapia es sumamente difícil porque exige mucha comprensión y mucha paciencia por las quejas continuas y las provocaciones hostiles del paciente.la preparación personal del terapeuta es indispensable para poder ofrecer al masoquista una experiencia real y vivencial que le ayude a romper sus cadenas y liberar su energía a fin de emplearla en funciones biológicas y actividades sociales y profesionales constructivas. Debe romperse todas las normas impuestas por los padres y la esclavitud de una cultura que lo ahogan, esto debe ser, no dando más reglas ni imponiendo el modo de pensar, sentir y obrar del terapeuta. Para esto le servirá haber pasado
por un entrenamiento serio en la terapia no-directiva de Carl Rogers. Aún cuando el masoquista dirija abiertamente su hostilidad contra el terapeuta, éste podrá sentirse libre y seguro para aceptar y hasta intensificar la agresividad solapada del paciente hasta que ésta sea abierta y descarada; así podrá eliminarla más rápidamente y dar lugar a la expresión de sentimientos internos y agradables que quedaron suprimidos en la infancia.
ejercicios:
bioenergéticos que suavicen las tensiones resultantes de la hostilidad reprimida que se encuentra en el cinturón escapular o en los
hombros. dar golpes a un colchón; el individuo se pondrá frente a una cama o mesa de masaje y, levantando los brazos lo más alto y hacia atrás que pueda, golpeará fuertemente el colchón al mismo tiempo que grita ¡No! Otro ejercicio consiste en ponerse de pie y doblar los brazos poniendo los codos a la altura y en dirección de los hombros; en esta posición, el individuo empujará fuertemente los codos hacia arriba y atrás como quien quiere librarse de quien lo aprisiona; de esta forma, el movimiento estimulará el músculo trapecio y el individuo aprenderá a defenderse. Ejercicios que suavicen
la rigidez de la pelvis, como el movimiento de "hula-hula" o dar golpes con el trasero o y la cadera a un colchón que estará recargado en una pared. que el
paciente se ponga "a gatas" imitando la posición del perro con la cola entre las patas: el trasero sumido y la cabeza agachada; el ejercicio consiste en levantar el trasero al mismo tiempo que endereza la cabeza, volver a la posición inicial y repetir varias veces el movimiento con la mayor fuerza posible. Pero pensando, al mismo tiempo, en liberarse de las personas que lo han aprisionado. Otro ejercicio muy útil consiste en lo siguiente: el individuo se sienta con las manos sobre las rodillas y la cabeza agachada en posición de sumisión mientras que
el terapeuta, de pie, hace presión sobre la cabeza del paciente empujándosela hacia abajo para hacerle sentir, en forma más palpable, su yugo, al mismo tiempo que repte las normas y mandatos que el sujeto ha recibido durante toda su vida, por ejemplo "debes ser bueno", "tienes que ser obediente" etc. El paciente deberá hacer un esfuerzo para levantarse repitiendo la palabra "No", apoyando fermente los pies en el suelo y levantando, primero, el trasero hasta que logre enderezar las piernas después se puede apoyar en los brazos del terapeuta quien seguirá haciendo presión hacia abajo hasta que el paciente logre en derezar el tórax y, finalmente, la cabeza, empujando sus brazos hacia arriba y atrás en un movimiento liberador al mismo tiempo que el "¡No!" se convierte en un grito abierto y fuerte.
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