El TDAH es de origen biológico y las alteraciones a nivel cerebral transmitidas genéticamente afectan la capacidad de la persona para regularse, inhibir sus pensamientos y conductas, así como para frenar sus impulsos y evitar distraerse (Esperón, 2008). Algunos rasgos del TDAH se conservan en la edad adulta (Armstrong, 1999), si la persona se encuentra en un contexto inclusivo en el que se propicien la estimulación y la creatividad, su cerebro holístico le permitirá desempeñarse de manera apropiada e incluso sobresaliente a través del movimiento constante, como es el caso de las actividades verdes, los negocios, las artes y otras tareas que impliquen cambio e innovación (Armstrong, 2012).
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