Durante la segunda mitad del siglo XIX, se estableció una fascinante interrelación entre la historia del arte, la reflexión estética y la psicología de la percepción, con el objetivo de que estas disciplinas se validaran mutuamente y progresaran en conjunto. En su obra Der Stil, Gottfried Semper vinculó la percepción estética al cuerpo humano, relacionando las dimensiones de altura, ancho y profundidad con conceptos de simetría, proporción y dirección.
Robert Vischer presentó la Teoría de la Empatía, influido por el concepto alemán de Einfühlung, en su libro Über das optische Formgefühl: und Beitrag zur Ästhetik.
Vischer defendió que nuestras emociones y nuestra capacidad de interpretación personal están profundamente relacionadas con las formas que percibimos.
La agudeza visual normal se clasificó como la capacidad de identificar símbolos (optotipos) que ocupan un ángulo de 5 minutos de arco en el campo de visión
El enfoque de Maertens destaca la base científica de sus investigaciones sobre las distancias visuales adecuadas y su impacto en el diseño urbano.
Notable que muchos académicos y diseñadores del siglo XX, muchas veces sin ser conscientes de su influencia, se alimentaron de sus ideas.
La obra de Maertens se convirtió en una referencia esencial para diseñadores interesados en cómo el entorno puede influir en las experiencias estéticas y narrativas.
El estudio de Maertens sobre la percepción visual en el entorno urbano se aborda desde un enfoque científico y matemático. Siguiendo la herencia de la tradición renacentista, Maertens se inserta en una crítica que argumenta que los efectos visuales pueden explicarse mediante proporciones matemáticas.
Se recopiló y analizó meticulosamente datos métricos de diversos complejos monumentales europeos, buscando entender cómo opera la percepción visual en estos espacios utilizando conceptos matemáticos.
Con la información recopilada, Maertens desarrolló un sistema de "proporciones ópticas" cuyo objetivo era traducir las relaciones formales y visuales en espacios arquitectónicos a proporciones geométricas simples y comprensibles
-
Su propuesta sobre la relación visual entre la fachada de un edificio y su entorno se basa en tres ángulos visuales que corresponden a distintas formas de observar la arquitectura, estableciendo diversas distancias y umbrales de percepción
Ángulo de 18°: En este ángulo, un edificio o una obra de arte se integra en su contexto, viéndose como parte del entorno en una imagen completa.
Ángulo de 27°: A esta distancia, el edificio se aprecia en su totalidad, permitiendo observar su integridad.
Ángulo de 45° o más: Aquí, el observador puede centrarse en los detalles, permitiendo una apreciación más minuciosa.