En una clase de primaria, la maestra decide implementar una actividad semanal llamada “El rincón de los sentimientos”. Cada viernes, los estudiantes se sientan en círculo y comparten cómo se han sentido durante la semana, tanto en la escuela como en casa. La maestra guía la conversación con preguntas abiertas y muestra empatía, validando las emociones de cada niño. Además, se anima a los estudiantes a expresar apoyo y comprensión hacia sus compañeros. Esta práctica no solo fortalece los vínculos afectivos entre los estudiantes, sino que también mejora su autoestima y habilidades de comunicación emocional