El enfoque de la decisión individual en la teoría neoclásica de la migración, según Todaro (1969) y Sjaastad (1962), plantea que los individuos toman la decisión de emigrar de manera racional, buscando maximizar su bienestar económico. Este proceso implica un balance entre los costos y los beneficios esperados, donde la migración es vista como una inversión en capital humano, especialmente en términos de mejoras salariales, educación y oportunidades laborales. Las diferencias estructurales entre regiones, países, y factores como el sexo, la edad, la educación y la experiencia, influyen en esta decisión, y el vínculo entre la movilidad laboral y la migración es crucial para entender este enfoque.