El hígado es vulnerable a lesiones toxicas porque esta expuesto a practicamente todo lo que se absorbe. La vena porta drena el estómago e intestinos, fluye directamente al hígado, lo cual facilita altas concentraciones de xenobióticos y metabolitos tóxicos endógenos. Estos incluyen: metales (hierro, cobre), medicamentos (paracetamol), plantas hepatotoxicas (Wedelia glauca, Cestrum parqui), metabolitos fúngicos (micotoxinas como aflatoxinas), productos bacterianos (cianobacterias) y diversos productos industriales (especialmente disolventes aromáticos).