Sobrellenado de platos por parte de los comensales: Al no haber restricciones, los clientes tienden a servir porciones mayores de las que realmente pueden consumir, lo que lleva a grandes cantidades de desperdicio.
Desecho de comida no consumida: Los buffets están obligados a desechar los alimentos que han estado expuestos durante un tiempo, aunque sigan siendo aptos para el consumo, por razones de salubridad.
Rotación constante de alimentos: Para mantener la frescura y la apariencia de los platos, se sustituyen alimentos que aún están en buen estado, pero que llevan mucho tiempo en exposición.
Exceso de oferta: Los buffets suelen ofrecer grandes cantidades de comida para asegurar una amplia variedad y evitar que los platos se vean vacíos, lo que genera que se prepare más de lo necesario.