La familia es clave para la supervivencia y el desarrollo de los niños. Desde una edad temprana, los padres deben adaptar sus estrategias a su contexto cultural. Por ejemplo, las interacciones entre padres e hijos pueden variar mucho entre culturas. Los estudios muestran que, en Nueva York, Tokio y París, las madres responden de manera diferente a las señales de sus hijos, lo que afecta el desarrollo de los niños.