Herman Miller, Max De Pree, dijo una vez: "La primera responsabilidad de un líder es definir la realidad. La última es dar las gracias. Entre las dos, el líder debe convertirse en un sirviente". Los experimentos que he realizado respaldan firmemente esta opinión. En definitiva, la confianza se cultiva al establecer una dirección clara, al ofrecerle a la gente lo que necesita para seguir adelante y al apartarnos de su camino. No se trata de ser indulgente con sus empleados o esperar menos de ellos. Las empresas con una gran confianza todavía exigen responsabilidades a sus empleados, pero sin micro administrarlos. Tratan a las personas como a adultos responsables.