● Es decir, cuando los estudiantes sean capaces de visibilizar sus logros, se den cuenta de cuanto aprendieron, pero sobre todo, sepan identificar para qué les sirve eso que aprendieron y en que situaciones dentro y fuera de la escuela podrán utilizarlos (Aprendizaje auténtico, profundo, flexible… y desarrollo de capacidades).
Cuando logre mayores niveles de autonomía respecto de su proceso de aprendizaje, sepa valorar sus resultados y su proceso, y dependa cada vez menos de la mirada del docente para saber si está haciendo las cosas bien.
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Calvin interroga a un compañero de clase después de una prueba:
-¿Qué nota tuviste?
-Tuve una ``A´´
-¿Es cierto? Ah, bueno; no quisiera estar en tu lugar. Yo tuve una ``C´´
-¿Y por qué prefieres tener C en lugar de A?
-He descubierto que mi vida era más fácil cuando la gente no esperaba gran cosa de mí.
Hasta el final de los estudios obligatorios, e incluso más allá, nadie puede tener la certeza de que un defecto de excelencia escolar manifieste una verdadera falta de competencia, y aún menos una real ``ineptitud para aprender´´.
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“La evaluación no es un fin en sí misma, sino un medio para mejorar el aprendizaje” – Dylan William
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