Otra, que afecta muy especialmente la traducción del humor, es el ajuste de la velocidad de emisión de la información a la velocidad de asimilación por parte de los destinatarios.
En el humor audiovisual, el tiempo suele ser un factor decisivo, por ejemplo, en la limitación de no poder ir tan deprisa que dejemos atrás a la audiencia, y también en el de buscar el ritmo adecuado para conseguir el efecto cómico con la máxima efectividad en cada caso.
Un aspecto que tiene que ver con esto último y con la manipulación técnica es la cuestión de las risas de fondo. No parece conveniente mantenerlos en algunos casos que podríamos llamar improcedentes. Por ejemplo, si el traductor «se rinde» en algún chiste concreto, es decir, es plenamente consciente de que su versión no consigue el efecto humorístico presente en el original, dejar las risas grabadas producirá una incoherencia que muy probablemente despistará, desorientará o molestará a la audiencia.