Son entidades de crédito plenas, con libertad y equiparación operativa completa al resto de las que integran el sistema financiero, sus principales características es la ausencia de ánimo de lucro y la obra benéfico-social que siempre debe ir orientada a la sanidad, la investigación, la enseñanza, la cultura y los servicios de asistencia social.
Su forma jurídica es de fundación, es decir de patrimonio de naturaleza privada pero con finalidad social. Actúan bajo criterios de mercado, tratando de maximizar el beneficio y compitiendo en condiciones de igualdad con el resto de entidades. No existe apropiación del beneficio ya que éste se destina a fines sociales.