El apego infantil es el vínculo que establecen los niños con sus cuidadores, en primer lugar, con los padres y, después, puede extenderse a otros cuidadores de segundo grado tales como familiares o docentes. Este vínculo ayuda al infante a relacionarse con el entorno, explorar, comprender y regular sus emociones y validar sus conductas, entre otras cosas.
Apego desorganizado o tipo D: El/los cuidador/es invierten poco en el niño/a o bien la figura de apego es fuente de maltrato o miedo, el niño y/o niña invierte mucha energía en mecanismos de defensa, siente que las personas que deben protegerle son fuente de amenaza. En la adultez son personas problemáticas con situaciones de riesgo, pudiendo desarrollarse trastornos tales como el trastorno límite de la personalidad y/o conductas antisociale
Apego ambivalente o tipo C: Este vínculo se caracteriza por la incapacidad de los cuidadores de invertir energía en los niños/as; éstos se esfuerzan en ser buenos progenitores, pero con recursos inadecuados o respuestas incoherentes (como por ejemplo castigos desproporcionados e inmediatamente afecto). En la adultez se dejan llevar mucho por las emociones, por encima de lo racional; les cuesta planificar ante la incertidumbre y aprenden a alternar emociones de cólera y sumisión.
Apego seguro o tipo B: Vínculo sano entre niño/a y cuidadores que implica un desarrollo más equilibrado, una mayor exploración del entorno y mejor autorregulación de conductas y emociones. En la adultez, estas personas pueden enfrentarse a situaciones de estrés elaborando respuestas equilibradas.
Apego evitativo o tipo A: El vínculo carece de afectividad o bien los cuidadores muestran desinterés (o falta de voluntad) en invertir tiempo con el niño/a. Quién ha crecido con este apego, puede inhibir respuestas afectivas negativas, intentan “no ser una molestia para sus padres” y pueden evitar el contacto social. En la adultez, pretenderán tener todo bajo control e intentan actuar en base a lo que creen que otros quieren (puede darse un efecto contrario con personalidad más narcisista).
Según los vínculos que se establecen con los cuidadores se pueden encontrar 4 tipos de apego infantil (Hernández, 2020):