En la formación integral del psicoterapeuta debe ocupar un lugar principal la realización de su propia psicoterapia personal, en la cual el psicoterapeuta pueda identificar sus dificultades personales, reconocer sus conflictos, problemáticas y sufrimiento psíquico, y aprender a manejar los de manera adecuada, de forma que el conocimiento y control de sus propios problemas haga posible que su implicación personal en los procesos de ayuda, inevitable en un grado u otro, tenga un efecto saludable para todos los partícipes.