Recordemos que en procariontes la información genética está almacenada en una molécula de ADN circular, que por lo tanto no presenta extremos libres y además no está asociado a histonas. Se unen al ORI las “proteínas de iniciación”. Comienza así la formación de la burbuja de replicación, como resultado de la desestabilización de aproximadamente una decena de pares de bases por ruptura de los puentes de hidrógeno. En este sitio ingresan las helicasas uniéndose cada una de estas enzimas a una de las cadenas simples de ADN. Su función será, con gasto de ATP, la de ir deslizándose sobre las cadenas rompiendo los puentes de hidrógeno. A medida que avanzan, en sentidos opuestos, estas enzimas van generando las dos horquillas de replicación que conforman una burbuja, permitiendo así la síntesis bidireccional