Diagnóstico
El diagnóstico del botulismo se hace en base al historial y a los signos clínicos tras descartar otras posibles enfermedades. El diagnóstico definitivo se basa en la detección de la toxina en suero, heces, contenido gastrointestinal o en el alimento. Varios test, incluyendo ELISA, RIA, hemaglutinación pasiva y PCR se han descrito para la identificación de la toxina botulínica, aunque la elección suele ser inoculación en ratón ya que detecta las toxinas activas. El serotipo de la toxina se determina mediante co-inyección de muestras sospechosas con antisueros específicos. El aislamiento de C. botulinum o de su toxina en heces, alimento, contenido GI o de lesiones o heridas es una fuerte evidencia de infección.