Las entidades públicas, como los gobiernos y las empresas de su propiedad, consumen productos, por ejemplo material sanitario en el caso de los hospitales públicos. También producen bienes y servicios mediante colegios, hospitales, residencias de mayores… Además, pagan su salario a las personas que trabajan en estos servicios. Para financiarse, recaudan impuestos de la ciudadanía y de las empresas. Estos impuestos no se destinan solamente a los gastos de su producción, sino que tienen un importante valor social: • Financian servicios públicos que no forman parte del mercado al no resultar rentables económicamente para las empresas privadas. • Subvencionan a quienes no reciben ingresos. Por ejemplo, pagan las pensiones de las personas jubiladas o dan cobertura a personas desempleadas en busca de un trabajo. • Ofrecen ayudas económicas a personas y empresas mediante, por ejemplo, becas o subvenciones, sobre todo en las épocas de crisis económica.