Actividades humanas:
Combustión de combustibles fósiles: La quema de carbón, petróleo y gas natural para generar energía, transporte e industrialización libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) y contaminantes del aire como dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y material particulado.
Deforestación: La tala de árboles y la destrucción de bosques eliminan sumideros naturales de CO2, lo que contribuye al calentamiento global y libera a la atmósfera gases almacenados en la biomasa vegetal.
Agricultura y ganadería: Las prácticas agrícolas intensivas, el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas, y la cría de ganado generan emisiones de GEI, contaminan el agua con nitratos y fosfatos, y contribuyen a la deforestación.
Procesos industriales: Diversas industrias liberan contaminantes al aire, el agua y el suelo, incluyendo gases tóxicos, metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y residuos peligrosos.
Gestión inadecuada de residuos: La acumulación de basura en vertederos, la incineración sin control y el reciclaje deficiente contaminan el suelo, el agua y el aire, además de generar gases de efecto invernadero.