Simplicidad: el lenguaje debe ofrecer conceptos claros y simples que sean fáciles de entender, facilitando así, el aprendizaje y la aplicación. Capacidad: además de ser fácil de usar, el lenguaje debe estar bien equipado con un conjunto sólido de características para realizar una amplia variedad de tareas.
Abstracción: es la capacidad del lenguaje para definir y utilizar estructuras u operaciones complejas ignorando ciertos detalles de bajo nivel.
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