Publicaron la Declaración de Barmen en rechazo al régimen, rompieron vínculos con la Iglesia Evangélica Alemana creada por los nazis. Además, Martin Niemöller, uno de los líderes de la iglesia, reconoció los peligros del régimen para la independencia de la iglesia luterana. También, en 1934, la Iglesia Confesante, en abierta oposición a las resoluciones del Estado, demandó que el Estado no interviniera en asuntos eclesiásticos.