Desde mediados de los ochenta, las prácticas de evaluación han ido cambiando gradualmente, desde el uso exclusivo de pruebas de opción múltiple al empleo de formatos mixtos de cuestiones y reactivos que pueden incluir portafolios, tareas de desempeño, redacción de ensayos, cartas, respuestas cortas, resolución secuencial de problemas, elaboración de proyectos, presentaciones orales y otras muchas aproximaciones.