Los objetivos que se quieren alcanzar deben ser claros, específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo determinado. Esto significa que deben ser detallados en términos concretos y cuantificables, de manera que se pueda evaluar su cumplimiento y progreso. Además, deben ser realizables y relevantes para la organización o persona que los establece.
Por ejemplo, un objetivo claro y específico sería: "Incrementar las ventas en un 15% en el primer trimestre del año".
También es importante establecer un plazo o tiempo determinado para cumplir los objetivos, lo que ayudará a mantener el enfoque y la motivación para alcanzarlos.