El manejo de la frecuencia cardíaca se logra mediante el uso de beta-bloqueadores, bloqueadores de canales de calcio y digoxina. Para controlar el ritmo cardíaco, se pueden emplear fármacos como amiodarona, propafenona, sotalol y flecainida, adaptados según las características individuales del paciente y su disponibilidad. En casos de aleteo auricular refractario al tratamiento farmacológico o inestabilidad hemodinámica, se puede requerir cardioversión eléctrica.