Las principales actividades económicas siguieron siendo las del sector primario (minería, agricultura y ganadería), que poco a poco se vieron favorecidas por la extensión del ferrocarril, que facilitó el transporte. Algunas regiones comenzaron a desarrollar la industria, como la textil en Cataluña y la siderúrgica en el País Vasco. Sin embargo, esta industrialización fue tardía en comparación con la de otros países europeos. Además, una serie de problemas dificultaron el desarrollo económico: la pérdida de las colonias americanas y la escasez de ventas, ya que la demanda interior era baja y tampoco se producía lo suficiente para exportar.