Jesús es el Hijo de Dios y una de las tres personas de la Santísima Trinidad, junto con el Padre y el Espíritu Santo. Siempre ha existido con el Padre y es igual a Él en esencia. Jesús se hizo humano para salvarnos, manteniendo su naturaleza divina. Revela al Padre y, junto con Él, envía al Espíritu Santo. En el Credo de Nicea-Constantinopla, se afirma que Jesús es el Hijo único de Dios, que murió y resucitó para nuestra salvación y que volverá para juzgar a vivos y muertos.