¿Consideraría usted que puede fabricarse una computadora utilizando solamente piedras, o engranajes de metal? Ciertamente, un aparato que hoy en día requiere docenas de materiales, como plásticos, acero, oro, silicio, y aun de algunos elementos tan improbables como el germanio o el niobio, no da la impresión de poder ser imitado –ni siquiera simulado– con piedras o engranajes como únicas partes constituyentes.
Sin embargo, los orígenes de la computadora son tan modestos como eso. Si concedemos que uno de los propósitos básicos de la computadora es efectuar cálculos, tal vez el ábaco no nos resulte un pariente tan lejano después de todo, y estamos hablando de una invención que apareció en Babilonia 1000 años antes de Cristo. Al principio los ábacos estaban hechos de una base de arcilla sobre la que se disponían y movían las cuentas de piedra. Más tarde se ideó la estructura de madera con cuentas corredizas, tal como la conocemos hoy, pero las piedras siguieron ayudando a muchas culturas a lidiar con números y cantidades por siglos, tanto que todavía conservamos el recuerdo de aquellos incipientes métodos guardado en la raíz de la palabra «calcular».