Para Rousseau el desarrollo y la evolución de las sociedades supuso obstáculos para la autorrealización del individuo. Al tener una facilidad en la comunicación con otros seres semejantes producto de la socialización, estos se ven influenciados en sus pensamientos, ideas, acciones y personalidad, algo que en el estado primitivo de naturaleza no sucedía. En este sentido, la vida moderna limita al ser humano en su pensamiento crítico y lo insta a regirse por las normas sociales impuestas. En nuestros tiempos, suceden cosas que antes eran impensables, la envidia, la avaricia o la malicia que tienen algunos para beneficiarse a costa del sufrimiento de otros contrasta con "la pitié", un aspecto fundamental de la forma de vida del ser humano antes de la socialización.