Las alternativas a las instrucciones orales abren nuevas puertas en el aula, invitando a un enfoque más interactivo y colaborativo. Al permitir que los estudiantes se autogestionen, se les concede un mayor sentido de responsabilidad y participación en su aprendizaje. Delegar roles para dar instrucciones no solo fomenta la comunicación entre compañeros, sino que también les empodera al asumir roles activos en el proceso educativo. Las instrucciones por escrito, por otro lado, añaden un toque de frescura al ambiente, incentivando una comprensión más completa y una participación más activa por parte de los alumnos. Además, al limitar los recursos, se fomenta la colaboración y la creatividad en el trabajo en equipo.