La toxoplasmosis puede originarse debido a la infección congénita o adquirida. La forma congénita ocurre cuando la madre se infecta durante el embarazo y transmite el parásito al feto a través de la placenta, mientras que si la infección ocurre antes de la gestación, el feto no se verá afectado. Por otro lado, la toxoplasmosis adquirida puede producirse por diversos medios, como la ingestión de carne poco cocida (como cerdo, ternera o cordero), la ingestión accidental de esporozoitos al manipular las heces de gatos y luego transferirlos a los alimentos con las manos contaminadas, o incluso la ingestión de esporozoitos presentes en aguas contaminadas.
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