Durante la regencia de su madre estalló la primera guerra carlista (1833-1839). Como has visto, ante el problema de sucesión de Fernando VII, había dos posturas. Una, la de los carlistas, apoyados por los absolutistas, que eran partidarios de que el trono lo ocupase su hermano Carlos, y, otra, la de los liberales partidarios de que el trono fuera para su hija Isabel. La guerra finalizó con el triunfo de los liberales en 1839.
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En 1843 comenzó el reinado de Isabel II, que abrió y consolidó el periodo liberal en España. Estaba basado en un sistema de partidos políticos de ideas liberales: el moderado y el progresista. Estos partidos se sucedieron en el poder y cada uno, cuando estaba en él, intentó imponer sus ideas y elaboró su propia constitución.
Entre 1844 y 1854 estuvo en el poder el partido moderado. Este partido era partidario de que el poder fuera compartido entre el rey y el pueblo. Durante su gobierno se elaboró la Constitución de 1854 y se produjo la segunda guerra carlista (1846-1854) en la que el pretendiente Carlos tampoco consiguió hacerse con la corona.
Entre 1854-1856 gobernó el partido progresista, que defendía el poder del pueblo o soberanía nacional, y elaboró la Constitución de 1856.
Entre 1856 y 1868 estuvieron en el poder el partido moderado y un nuevo partido, la Unión Liberal. Además, surgieron otros partidos, como los demócratas y los republicanos, que querían abolir la monarquía.
El reinado de Isabel II se enfrentó a una crisis económica y años de malas cosechas que provocaron malestar entre la población. En 1868, estalló una revolución, conocida como «La Gloriosa», y la reina tuvo que abandonar España, comenzando una nueva etapa para la historia de España.
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Tras la salida de Isabel II, se formó un gobierno provisional, que elaboró una nueva Constitución, la de 1868.
Un nuevo rey para España,
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Se buscó un nuevo rey para España y, entre numerosos pretendientes, se eligió en las Cortes (1870) al italiano Amadeo de Saboya. Durante su corto reinado tuvo que enfrentarse al partido republicano, a los militares y a los partidarios de la dinastía de los Borbones. Tras tres años de reinado abdicó en 1873 y se proclamó la Primera República.
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Los republicanos estaban divididos entre los que querían un Estado central y los que proclamaban un Estado descentralizado, en el que el poder estuviese distribuido entre los diferentes territorios que formaban España.
Además, se tuvo que enfrentar a la tercera guerra carlista (1872-1876); se inició la guerra por la independencia de la colonia de Cuba; y algunos municipios, como el de Cartagena, se declararon repúblicas o cantones independientes.
Esta situación provocó el fin de la Primera República y la vuelta de la dinastía de los Borbones, en la persona de Alfonso XII, en 1874.