•El periodista debe su lealtad profesional solo al lector, oyente o televidente. Todo lo demás, empresa periodística, gobiernos, partidos, patrocinadores, quedan subordinados a esa única lealtad.
• El periodismo no se concibe sino vinculado al bien común de la sociedad. Su legitimidad y dignidad profesional se desprenden de ese servicio a la sociedad, por tanto los intentos de subordinarlo a una marca solo logran su degradación; por tanto un periodismo al servicio de gobiernos, o partidos, o empresas es un periodismo subalterno, degradado o convertido en instrumento al servicio de un interés inferior.