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Libro 4, Ética Nicómaco, Aristóteles, Sin embargo, a pesar de que el…
Libro 4, Ética Nicómaco, Aristóteles
Magnanimidad
Magnánimo ante todo etimológicamente alude a las grandes cosas, una palabra en desuso pero veamos que quería aludir Aristóteles con esta frase. La magnanimidad, consiste es ser digno y la vez ser consciente de esa dignidad, va de la mano con se bueno, pues si se fuera malo se seria indigno al mismo tiempo, es un estado de humildad pero no de pusilanimidad pues seria desvirtuado, pero suponerse superior terminaría en vanidad, la mejor descripción sería un estado de gracia en la que un individuo se mantiene constantemente digno de sus virtudes, a la par que humilde, pero determinado.
LA MAGNIFICIENCIA
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La magnificencia se considera una virtud relacionada con las riquezas y no se extiende a todas las acciones que implican dinero solo todas las que requieren grandes dispendios es un gasto oportuno a gran escala, pero la escala es relativo a la ocasión
Se le llama esplendio al que gasta en cantidad y es liberal, y es capaz de percibir lo oprotuno y gastar grandes cantidades de forma conveniente ya que los gastos ademas de grandes deben ser adecuados y se vera reflejado en sus obras ya que la obra debe ser equivalente o mayor al gasto
LA AMBICIÓN
Aquel que aspira al honor más de lo debido por ambicioso es censurado, así como a aquel que se niega recibir honores por sus acciones nobles.
Contradictoriamente, se alaba al ambicioso por considerarse amante de lo noble y al que carece de ambición se considera moderado y prudente.
Aparentemente, no existe tal cosa como un punto medio entre ambos extremos, y si la hay, no tiene nombre, pues donde existe un exceso y un defecto, siempre hay un término medio.
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LA AMABILIDAD
En las relaciones sociales, los complacientes son aquellos que elogian todo para agradar a los demás y evitar causar molestias.
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Ninguno de estos extremos es deseable, así que es mejor adoptar un modo de ser intermedio, que se asemeja a la amistad, sin embargo, no tiene nombre.
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Aquel con este modo de ser actuará de igual manera con los desconocidos y con los conocidos, con los íntimos y con los que no lo son, pero, en cada caso, como es adecuado, pues uno no debe mostrar el mismo interés por los íntimos que por los extraños ni causarles penas semejantes.
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Sin embargo, a pesar de que el hombre desea el honor más o menos de lo debido, también puede desear como es debido, y éste es el modo de ser que alabamos, pero sin nombre.
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