Aunque el EA inicialmente se desarrolló para niños, ha demostrado ser eficaz en una amplia gama de problemas tanto en niños como en adultos. Si bien su eficacia comparativa con otras técnicas aún está siendo investigada, numerosos estudios han respaldado su efectividad en el tratamiento de problemas como el retraso mental, la esquizofrenia, la ansiedad, la ira, la obesidad, la bulimia, entre otros.