El papa sueña con una Iglesia en salida: entender que la Iglesia es siempre una casa abierta, una Iglesia inclusiva, que es tienda de campaña, una iglesia acogedora, que sale a la calle, abierta al diálogo, que no cae en estructuras jerárquicas de poder, sino que es una comunidad, un pueblo, que se atreve con nuevos lenguajes y abre sus puertas a la creatividad, que no olvida que los preferidos son los pobres y denuncia la injusticia