Los etnógrafos han orientado la cuestión de la validez con un celo casi fóbico, han ensayado diversas formas de naturalismo, técnicas de observación, apuntes, empleo de informantes, triangulación y presencia. Dicha metodología se ha visto considerablemente refinada durante el auge etnográfico, de modo comprensible tal vez se ha plegado excesivamente a las líneas de la labor realizada, y esa labor ha sido la recogida de datos. La reducción y formulación teóricas ha sido preocupación secundaria.